El reciente anuncio
del gobierno de la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología, por medio
de un proyecto de ley, ha generado mucha expectación en la comunidad científica (Gobierno de Chile, 2016), dado
que las tareas fundamentales que se le asignan al ministerio son las reclamadas
en la carta “Nuestros gobiernos han elegido la ignorancia” e indicadas por el
Informe de la Comisión Presidencial Ciencia Para el Desarrollo (Cooperativa, 2015).
Sin embargo la novedad
en este anuncio presidencial está en Plan Anual de Ciencia, Tecnología e
innovación, el cual se pretende presentar en Septiembre de este año y definirá objetivos y prioridades políticas para el accionar en esta materia. Aquí es donde creemos
que es importante establecer elementos de corto y mediano plazo para el diálogo
al interior de la comunidad científica y continuar con los
procesos de movilización, como los realizados el año recién pasado, que
permitan asegurarnos desde lo social, que los cambios a realizarse sean de
acuerdo a las necesidades actuales.
El primer elemento que
consideramos de mediano plazo trata sobre el presupuesto para las ciencias,
donde ya hubo preocupación por la disminución, del mismo, con respecto al año
anterior, el cual fue rechazado por la
cámara de diputados (La tercera, 2015). Con la creación del ministerio, debemos
preocuparnos que este presupuesto vaya en aumento con la expectativa de llegar, al menos, al porcentaje
recomendado por la OCDE.
Aquí tenemos que
introducirnos en el debate sobre el financiamiento de las ciencias, donde las
cartas de Bernardo González y Álvaro Fischer nos sitúan en un marco general de
cómo, dónde y bajo qué criterios entregamos financiamiento a la ciencia,
tecnología, innovación y emprendimiento (El mostrador, 2016).
El segundo es el
emplazamiento a una consolidación institucional que resguarde sus derechos laborales (Beltrán Ortíz, 2016).
Para nosotros esto es
prioritario, pues las condiciones laborales del sector ni siquiera cumplen con
los criterios de la OIT para ser catalogado como “trabajo decente”, que en
otras palabras se refiere a que se cumplan con estándares mínimos del derecho internacional
incluyendo que se den marcos de diálogo social y negociación colectiva (Somavía, 2011).
Algunos de estos
puntos son vulnerados de manera abierta y sin escrúpulos. Prueba de aquello es
que una parte importante de la producción científica es elaborada por asistentes de investigación vinculados mediante honorarios casi
sin posibilidad de mantener una posición estable en su trabajo mediante la firma de un
contrato. En otras palabras, según estos mismos criterios internacionales, se
puede considerar que la ciencia en Chile tiene condiciones de “trabajo precario”, lo que es preocupante, puesto que
estudios muestran que en nuestro país la precariedad laboral conduce a la
inestabilidad, inseguridad laboral e inclusive pobreza (Pascual Arias, 2011).
De no cumplirse con los criterios básicos para tener condiciones laborales
mínimas, según estos criterios, es prácticamente imposible alcanzar un desarrollo de la actividad científica chilena que permita conjugar
condiciones laborales justas y sostenibilidad en el tiempo.
Estas tareas de
mediano plazo, lo son porque dependen del fortalecimiento de todas las iniciativas que emergieron el 2015, desde
columnas de opinión, convocatorias a marchas, el nacimiento de organizaciones,
los trabajos al interior de sociedades científicas y las academias de ciencias.
En definitiva, hablamos
de generar espacios de base de discusión colectiva, democrática y participativa, que permitan evaluar los años de movilización para trazar una hoja de ruta que contenga
estas tareas de mediano plazo, generando así una organización que tenga la
capacidad de acumular fuerza social (Ormazábal Inostroza, 2015).
Esta es la tarea al
corto plazo que sin duda es urgente, pero tiene la dificultad de que la actual comunidad científica le hace falta diálogo con sus bases (docentes,
estudiantes, asistentes de investigación, investigadores/as), lo que a nuestro juicio
se debe a la falta de interés de sus miembros en participar de la política.
Ya lo dijo Santelices al
dejar la presidencia de CONICYT hace algunos meses: "Los científicos siempre le hemos hecho el quite
a la política. Sin embargo, en este cargo se
necesita alguien con experiencia de investigador, pero también con empuje político y con contactos con ese mundo. Hemos sido un poco ciegos
al no querer ver esta realidad" (Urbina, 2016). Con esto queremos decir,
claramente, que debemos afrontar con
altura de miras la necesidad de politizar las discusiones a la interna de la comunidad científica, lo que conlleva a promover
posiciones con bases ideológicas y políticas que implican una posición de fuerza que se defiende
frente a otras posiciones (Salinas, 2012). Ésta es, a nuestro juicio, la única
forma de ser una presión efectiva a la institucionalidad vigente y de incrementar
nuestros niveles de politización de cara a la creación efectiva de líneas de acción que lleven a buen puerto las demandas (Núñez-Acuña, 2013).
El desafío es grande, puesto que se necesita
de una organización capaz de plantearse estrategias de incidencia política y de diálogo con la sociedad.
Pero tenemos la
convicción que las
iniciativas que emergen de los últimos años son el comienzo de un proceso de
articulación en el marco de la unidad y la
discusión abierta, democrática y participativa; que permitirá encauzar reivindicaciones y
propuestas programáticas en un
plan estratégico. Esto
permitirá consolidar a la comunidad científica como un actor social con vocación de transformación y aporte al desarrollo del país no
solo desde su trabajo, sino también siendo parte de las luchas que hoy son
parte del escenario de cambio político en chile.
Gustavo Núñez-Acuña
Ingeniero en
Biotecnología Marina y Acuicultura. Dirigente Sindicato Interempresas LER
Ignacio Ormazábal
Inostroza
Estudiante Magister en
Física. Universidad de Concepción
Representante de
Centro de Estudiantes de postgrado en Física UdeC
Diego Ortíz López. Estudiante de Bioingeniería . Universidad de Concepción. Miembro del Bloque de Ciencias
Universidad de Concepción y del Colecࢢvo Clado.
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crea un Ministerio de Ciencia y Tecnología”. Noࢢcia en página oficial del gobierno, 18 de enero
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Tercera, 18 de noviembre 2015.
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Renunció el presidente de Conicyt, Bernabé Santelices, tras dos meses en el cargo.
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