lunes, 7 de marzo de 2016

Algunas claves para entender la situación política en España. Por Manu García.



Tanto PP como PODEMOS han votado en contra de la investidura como presidente de Pedro Sánchez, por tanto si no hay un acuerdo de gobierno antes del 2 de mayo (no es descartable), habría nuevas elecciones en junio.

Los bloques políticos llegarían a unas nuevas elecciones así:

El PP está muy tocado por la investigación a muchos dirigentes por corrupción, pero tiene un electorado muy fiel que busca estabilidad y le asustan experimentos: puede volver a ser el partido más votado.

El PSOE está jugando bien sus cartas, y aunque siguen estando en una posición incómoda, entre la espada del PP y la pared de PODEMOS, su pacto con Ciudadanos les ha permitido amortiguar esa presión.

En ese pacto, PSOE y Ciudadanos se están repartiendo los papeles para acusar tanto al PP como a PODEMOS de forzar unas nuevas elecciones: Ciudadanos al PP por no permitir un gobierno estable si no lo encabezan ellos y PSOE a PODEMOS por no hacer lo suficiente para "que no gobierne la derecha" (que el PSOE busca identificar únicamente con el PP, dejando fuera de esa calificación a Ciudadanos).

PSOE y Ciudadanos buscan aparecer como las opciones de centro, reformistas, frente al continuismo del PP y la ruptura representada por el bloque plurinacional encabezado por PODEMOS.

Dicho bloque sigue sometido a una campaña brutal de acoso y derribo por parte de las demás fuerzas y los medios de comunicación a su servicio, centrada en asociarlos con ETA y Venezuela y en desgastar los Municipios que gobierna, potenciando el "fuego amigo" y las fisuras internas. La dirección de PODEMOS está tratando de zafarse de ese aislamiento social al que pretende condenarlo el régimen mostrando que tiene propuestas y está dispuesto a hacerse cargo del gobierno estatal con todo lo que implica.

Pase lo que pase en los próximos meses, haya o no haya nuevo gobierno, la intensidad de la lucha política no bajará, al menos mientras que el bloque PODEMOS se mantenga con la fuerza suficiente como para condicionar el escenario político y continúe abierta la crisis del proyecto europeo. Dos factores que es difícil que desaparezcan al corto plazo.

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